Proyecto UTEM analiza riesgo de desastres en zona central de Chile
Autor: Joaquín|
En la búsqueda por conocer el impacto social y medioambiental de la utilización de la superficie terrestre de la cuenca del río Puangue, el proyecto de investigación “Reemplazo de la vegetación mediterránea: Desafíos para la planificación territorial y el riesgo de desastres en una cuenca de Chile central”, consiste en un análisis comparativo multitemporal de los usos de suelo desde el año 1986 hasta el 2019.
“Esta investigación nace a raíz de la necesidad de conocer las transiciones de los cambios en el uso del suelo y su efecto en la sociedad, especialmente en temas de desertificación y la probabilidad de inundaciones en Puangue, Provincia de Melipilla. De esta manera, se busca generar conocimiento que permita otorgar información para los tomadores de decisiones”, explica la geógrafa Ana Huaico-Malhue, investigadora del Departamento de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente UTEM, quien encabeza este estudio.
El proyecto de investigación -en el que también participan académicos de la Universidad Católica de Temuco, de la Universidad Católica de Chile, y de la Universidad de Concepción- ha dado origen a la publicación de un artículo en la Revista de Estudios Latinoamericanos sobre Reducción del Riesgo de Desastres, la que semanalmente releva proyectos de carácter científico. A partir de esta difusión, se busca posicionar esta temática a nivel local para así mejorar la fiscalización del uso de suelo en la zona.
“El primer objetivo de esta investigación es poder difundir los resultados obtenidos, y a partir de ello optar a algún financiamiento para realizar educación en estos temas a nivel local y explicar a las personas de manera transversal que este es un tópico que nos involucra a todos y todas, y que existe la necesidad de no solamente preocuparnos, sino que de ocuparnos seriamente de esta materia”, detalla Huaico-Malhue, quien es también Doctora en Medio Ambiente y Desarrollo.
Sustentabilidad y responsabilidad social
El proyecto consiste en el levantamiento de información científica para la generación de nuevos conocimientos con un enfoque social y sustentable. Para ello, el estudio analiza tanto aspectos de los ecosistemas naturales, como también los efectos en los grupos humanos sociales, poniendo bajo análisis la actual Política Nacional de Ordenamiento Territorial, y la Política Nacional de Desarrollo Rural, ambas del Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
“Estamos en una universidad en la que la sustentabilidad es uno de sus pilares, por lo tanto, ocuparnos de estos temas es primordial. También es importante generar conocimiento pensando en la sociedad en que vivimos y es ahí en donde la responsabilidad social juega un papel fundamental, por lo que es relevante aportar en estos temas, ya que como país estamos expuestos a una serie de fenómenos socionaturales que son recurrentes en el tiempo y mientras se realicen investigaciones aplicadas a la realidad de nuestro país, la vinculación con el medio se hace más fácil”, subraya la también Máster en Ciencias en Manejo de Ecosistemas en Zonas Áridas, Huaico-Malhue.
El estudio analiza diferentes tipos de desastres medioambientales y su impacto en la sociedad, como las inundaciones, la pérdida de vegetación nativa para usos agrícolas, la degradación de hábitats y de la biodiversidad, y el rol de los ecosistemas y sus servicios para regular el clima. De esta forma, se espera contribuir a la reflexión respecto a los desafíos que tiene la gestión de los instrumentos de planificación territorial para la reducción del riesgo de desastres tanto en la Región Metropolitana, como a nivel país.
“Lo que muestra esta investigación es una realidad que también se observa en otras cuencas mediterráneas del mundo y que -en el caso del secano chileno- se puede escalar a diferentes realidades, ya que el reemplazo de la vegetación de tipo mediterránea por otros usos no sostenibles en el tiempo y sin un adecuado manejo, puede generar un impacto importante en, por ejemplo, los servicios ecosistémicos que presta la vegetación nativa. Debemos comprender que la vegetación ayuda a resistir mejor los períodos de extensas sequías, contribuye a la infiltración, previene la erosión y ayuda a controlar las inundaciones”, concluye Huaico-Malhue.
El proyecto ha revelado la falta de una regulación efectiva del uso de suelo, evidenciando un aumento en los usos de terrenos agrícolas y urbanos, al mismo tiempo que disminuye el servicio de regulación que cumplen los bosques y matorrales mediterráneos. Asimismo, se observa que la mayoría de los proyectos agrícolas no conservan el entorno natural, como lo establecen las normas del Instrumento de Planificación Territorial (IPT), lo que ha desencadenado que un paisaje característico de las zonas semiáridas haya sido transformado. A partir de ello, se releva la necesidad de una correcta implementación del IPT, que incluye una mayor aplicación, fiscalización y monitoreo de la zona.